– Guia de consejos para Madres y Padres

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A través de superpadres.com nos facilitan una guia para madres y padres con los siguientes puntos significativos. Una guía básica en la que podamos reflexionar, consolidar conocimientos, adquirir nuevos,… en definitiva dirigir nuestro enfoque en la educación de nuestros hijos, cubriendo todas las necesidades y aspectos básicos y generales de esta etapa de vida.

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Guia de consejos para Madres y Padres

01. PREPARAR EL APRENDIZAJE
02. PROGRAMA DE ESTIMULACIÓN
03. IDENTIDAD
04. AUTOESTIMA
05. CONFIANZA
06. SEGURIDAD
07. AUTONOMÍA
08. RESPONSABILIDAD
09. AUTOMOTIVACIÓN
10. GENEROSIDAD
11. ORDEN
12. ORGANIZACIÓN
13. CONSTANCIA
14. ESFUERZO
15. PAUTAS DE COMPORTAMIENTO
16. AUTOCONTROL
17. RESPETO
18. URBANIDAD
19. INTERACTUAR
20. PREVER
21. EXPRESAR
22. COMUNICAR
23. COMPAÑERISMO Y COMPARTIR

Fuente: superpadres.com

– ¿Cansado del mal comportamiento de tu hijo? Claves para mejorar su conducta

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Fuente:  Proyecto Homine

Si eres padre, docente o alguien que trabaja y está en contacto frecuente con niños, seguramente sabrás lo frustrante y desafiante que puede llegar a ser el mal comportamiento de los pequeños. Pero, ¿qué significa que un niño se comporte mal? ¿Y qué debemos hacer para remediarlo?

Cuando un niño se “comporta mal” significa que está haciendo algo que no nos agrada a nosotros, es decir, se trata de una valoración arbitraria. Quizá el niño presente un problema de conducta, o quizá el problema no sea él sino la situación que lo rodea.

Si lo que está afectando al niño es la situación en la que se encuentra, enfocarnos en que él cambie sólo logrará lastimarlo, mientras que nosotros nos sentiremos frustrados. Por otro lado, si el pequeño realmente presenta un mal hábito que necesita ser modificado, es importante implementar técnicas correctas para que esto suceda y ayudarlo a desarrollar comportamientos más adaptativos.

Causas que explican el mal comportamiento

  • Necesidades básicas. La mayoría de niños son activos por naturaleza y no podemos esperar que disfruten de estar encerrados en casa mucho tiempo. Necesitan realizar ejercicio físico y estar en contacto con el medio ambiente. También, una comida muy atrasada o la alteración del ciclo del sueño pueden ser propiciadores perfectos de una rabieta.
  • Causas médicas o farmacológicas. A veces, no es que el niño se esté portando mal, sino que está enfermo o no se encuentra bien y, al no poder comunicarlo con palabras, manifiesta malestar, distrés o irritabilidad debido a algún problema orgánico. También puede darse el caso de que se trate de una mala reacción farmacológica. Asegúrate siempre de consultar con el pediatra la medicación a administrar.

Cómo explicarle lo que se espera de él

Como adultos, a veces olvidamos que la niñez es una etapa llena de primeros pasos y novedades acerca del mundo que nos rodea, que estimulan a los niños y despiertan en ellos una curiosidad insaciable.

Si un niño habla fuerte, pregunta, corre y toca todo lo que ve cuando entra por primera vez en la sala del dentista, no se está comportando mal, simplemente está explorando un mundo que es desconocido para él y del cual no comprende las reglas implícitas de comportamiento. Deberíamos, pues, explicarle y mostrarle lo que verá y, así, prepararlo para la novedad con cierta anticipación.

¿Quién es el que tiene un “mal comportamiento”?

Los niños pueden ser muy tiernos, pero también pueden ser desordenados y ruidosos, y hacer muchas cosas que no nos agradan. Los pequeños requieren nuestra atención, cuidado y cariño mucho más de lo que, a veces, algunos adultos están dispuestos a ofrecer. No podemos esperar que los niños se comporten como adultos pequeños ni que se queden mucho tiempo en un mismo lugar.
Es importante reevaluar las situaciones con un poco más de paciencia antes de afirmar que un niño se está portando mal. Quizá simplemente se está comportando como un niño sano, vivo, enérgico y curioso con conductas típicas de su edad. De esta manera, puede ser uno mismo el que está teniendo un mal comportamiento al no ser lo suficientemente tolerante.

Modula la estimulación que recibe el niño

La estimulación es muy buena para los niños. Un ambiente rico y diverso en estímulos puede permitir que el pequeño obtenga más experiencias del entorno y aprenda a gran velocidad. Sin embargo, cualquier exceso puede ser perjudicial:
  • Un ambiente demasiado cargado de estímulos (ruido, luces, actividad excesiva, etc.) puede sobrepasar la capacidad de los niños para afrontarlos, crear confusión y dar lugar a la manifestación de signos de sobreexcitación y ansiedad.
  • Por otro lado, una estimulación muy baja puede generar aburrimiento. Actividades como hacer trámites con los padres o ir de compras pueden ser un gran fastidio para un niño. En estos casos, es normal que el pequeño reaccione de modos que podríamos calificar como “mal comportamiento”, ya que su umbral de paciencia y tolerancia a la inactividad no es el mismo que el nuestro. 
En resumen, antes de decidir si tu hijo se está portando mal, tómate un minuto para observar las circunstancias presentes y responder estas cinco preguntas:
  1. ¿Está el chico cansado, muy aburrido o tiene hambre?
  2. ¿Tendrá algún problema médico o le estará sentando mal la medicación?
  3. ¿Se le explicó y enseñó cómo debía comportarse en esta situación?
  4. ¿Estoy esperando el comportamiento que es adecuado para su edad y etapa de crecimiento?
  5. ¿Está sobreestimulado o, todo lo contrario, muy poco?
A veces, la situación es más compleja de lo que parece y un pequeño cambio en el contexto puede solucionar el problema y conseguir que el niño sea más feliz y que el adulto esté más relajado.

Técnicas de reforzamiento positivo

Las técnicas de reforzamiento son uno de los pilares en cuanto a estrategias de modificación de conducta en niños. Estas técnicas no sólo sirven para evitar problemas de conducta, sino que también pueden utilizarse para instaurar nuevos comportamientos deseados. Pueden ser útiles para padres, maestros y cualquier persona que trabaje o esté en contacto con niños.
Su funcionamiento es muy sencillo: se deben recompensar los buenos comportamientos que presenten los niños e ignorar por completo las conductas problemáticas. 

Recompensar los buenos comportamientos:

Se pueden utilizar innumerables variantes para el reforzamiento positivo. Siempre tiene que tratarse de algo que el niño disfrute y valore como premio: un elogio, un cariño o una sonrisa pueden ser excelentes reforzadores positivos, así como diversas actividades (ir al parque, jugar en el patio, visitar el zoológico, ver una película, etc.) o incentivos materiales (un juguete, por ejemplo).
Es importante mostrar gratitud con los niños y mostrarles que estamos orgullosos de sus logros. De esta manera, no sólo aumentará la probabilidad de que el buen comportamiento se repita, sino que se cimentarán unas bases de autoestima más fuertes.

Ignorar los malos comportamientos:

Es importante aclarar que los niños necesitan y desean atención por parte de los adultos. Por eso, la atención siempre funcionará como un reforzador positivo, aún si es utilizada de manera negativa, como en un castigo o reprimenda.
Si respondemos al mal comportamiento con atención, lo que obtendremos será más comportamiento negativo, mientras que, si prestamos atención a un buen comportamiento, obtendremos más de éste. Si ignoramos una mala conducta y esperamos a que se presente una deseable, con el tiempo, lograremos aumentar la frecuencia de esta última. Probablemente, lo más difícil sea tolerar un comportamiento indeseado, por lo que esta técnica requiere un extra de paciencia, pero el resultado lo vale.
Las técnicas de reforzamiento tienen muy buenos resultados si son aplicadas correctamente y con criterio. Es importante entender que no todos los niños son iguales, y que los reforzadores que pueden funcionar para unos pueden no hacerlo para otros. Ante todo, es fundamental tener perseverancia, ser constantes y coherentes con el método, y armarse de mucha paciencia y cariño.
El siguiente vídeo ilustra las técnicas tratadas en el artículo de un modo muy interesante y, a la vez, nos hace revisar críticamente nuestros estilos de crianza. También se repasan algunos aspectos acerca de las expectativas que de un niño de determinada edad se deben (o no) tener.
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– Comer despacio reduce el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad

De qué se alimentan los pequeños es tan importante como la forma de hacerlo. Investigaciones recientes concluyen que comer despacio y cuatro veces al día es más saludable que hacerlo pocas veces y con prisa.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es uno de los problemas crecientes más importantes del mundo desarrollado. Hay varios factores que explican su incremento. Entre ellos, se halla un cambio importante en el ritmo de vida, que obliga a veces a adoptar unos hábitos alimentarios poco saludables, como comer con prisa o alimentarse demasiado a menudo de comidas precocinadas.

Un estudio llevado a cabo por la Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics realizó un experimento que corrobora, en parte, estas hipótesis. Se pidió a dos grupos diferentes que tomaran una comida, pero a uno de ellos se les impuso una limitación temporal, mientras que el otro grupo disponía de todo el tiempo que quisiera para comer con tranquilidad. La cantidad de comida era la misma en los dos grupos. Sin embargo, los que habían comido con más lentitud afirmaban sentirse más saciados.

En el caso de los adolescentes, esto parece ser incluso más importante que a otras edades. Para los chicos jóvenes, hacer cuatro o cinco comidas al día y comer despacio, favorece que acumulen menos grasa corporal. La revista Journal of Adolescent Health, especializada en la etapa adolescente, reveló hace poco que comer con lentitud tiene efectos incluso aunque el adolescente no practique ejercicio físico. Así, comer menos de 4 veces al día y más rápido se asocia a una mayor cantidad de grasa corporal.

Otros estudios afirman que nuestro entorno tienen una relación directa en nuestros hábitos alimentarios, así, las personas que nos acompañan a la hora de comer influyen en nuestra manera de comer. Si las personas del entorno eligen un plato con menor contenido calórico, el individuo tiene tendencia a realizar una elección similar a la del resto. Ello podría deberse a que la elección de los alimentos refuerza los lazos que le mantienen vinculado al grupo social, motivados por su sentimiento de pertenencia al grupo. Estos factores influyen incluso cuando se realiza la comida solo.

Según los mismos expertos, es más fácil combatir la obesidad cuando aún se es niño que cuando ya se ha alcanzado la edad adulta. Además del aumento de peso propiamente, combatir la obesidad es una importante barrera para que se desarrollen otras afecciones tan o más graves, como la diabetes o los problemas cardiovasculares.

Referencias bibliográficas:

Shah, M. et al. Slower Eating Speed Lowers Energy Intake in Normal-Weight but not Overweight/Obese Subjects. Eat Right. 2013.

Comer lento y cuatro veces al día ayuda a mantenerse delgad. Salud, BBC Mundo. 2012.

Fuente: Fundación Faros

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– Cómo evitar las malas influencias en tu hijo

24/01/2014

Una de las mayores preocupaciones de los padres son las amistades que puedan tener sus hijos y cómo pueden influir en su conducta, pensamiento y desarrollo.

A menudo los niños se dejan influenciar fácilmente por sus amigos y esto puede provocar que actúen de una forma que en realidad no desean. ¿Cómo pueden los padres controlar “las malas influencias”?

Uno de los aspectos que más repercuten en que los niños sean fácilmente influenciables o no es la educación familiar. La familia es determinante para que los pequeños no se dejen llevar por compañeros hacia actitudes o conductas no deseadas. En este sentido, los padres deben hacer todo lo posible para educar a sus hijos de manera que no se dejen influenciar fácilmente por nadie.

En esta línea, es importante que los niños entiendan qué es una mala influencia porque así sabrán reconocerla y no se dejarán llevar tan fácilmente. Si los pequeños disponen de la atención necesaria en casa, si se organizan planes familiares a menudo y los padres pasan tiempo con sus hijos, es muy posible que estos no busquen atención y refugio en pandillas o amistades conflictivas.

De la misma manera, si los padres desarrollan una relación abierta y de confianza con los hijos, estos acudirán a ellos si tienen algún problema.

¿Qué podemos hacer para ayudar a alejar a nuestros hijos de las malas influencias?

  1. Motivar al niño para que dedique más tiempo a las amistades positivas y se relacione con gente variada. También animarlo a practicar actividades que fomenten valores positivos y donde conozca a nuevos amigos, como por ejemplo, el deporte.
  2. Fomentar la responsabilidad de nuestro hijo. Los niños y los jóvenes que son responsables no suelen dejarse influir tan fácilmente por otras personas, ya que no suelen buscar la aprobación de los demás y valoran mucho más las consecuencias de sus acciones.
  3. Conocer a sus amigos, e incluso qué lugares frecuenta a menudo sin controlar excesivamente donde se encuentra en cada momento.
  4. No criticar nunca las compañías de nuestro hijo, ya que éste puede ponerse a la defensiva y reaccionar de manera opuesta. Es mejor criticar acciones y comportamientos concretos que hayan tenido estos amigos, pero sin atacarles directamente.
  5. Fomentar y desarrollar en nuestro hijo una imagen positiva de sí mismo y promover su autonomía.

Precisamente, este último punto es fundamental para que nuestros hijos no se dejen llevar por compañías negativas y, por ello, hay que fomentar estas cualidades. Si un niño tiene una fuerte autoestima, independencia y confianza en sí mismo no buscará la aprobación de otros y, por lo tanto, no se dejará influir por malas compañías.

¿Cómo podemos detectar si nuestro hijo se está dejando llevar por malas influencias?

Hay diversos signos que pueden indicar que esto está sucediendo y que los padres deben tener en cuenta. Por ejemplo, debemos preocuparnos si observamos que nuestro hijo hace alguna cosa sin sentido sólo para que su grupo de amigos lo acepte o cuando desobedece órdenes por la misma razón.

Otras señales como robar, mostrar algún síntoma de consumir drogas o alcohol, o pedir de manera excesiva cosas materiales que tienen sus amigos, pueden ser señales de que su hijo se está dejando influir por sus compañeros.

Referencia bibliográfica:

Mala influencia. New Mexico Public Education Department, Center for the Education and Study of Diverse Populations, 2007.

Fuente: Fundación Faros

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– ¿Problemas a la hora de comer? 10 consejos para que tu hijo coma bien

13/01/2014
Fuente: FAROS Sant Joan de Déu

La alimentación es una de las primeras fuentes de satisfacción. Aceptar o rechazar el alimento, es también una manera de expresión del niño. El alimento en el lactante y en el niño es inseparable del afecto, del cuidado y de la dedicación e intimidad de la madre con el niño.

El ambiente en el que se desarrolla el niño tiene una gran influencia en sus preferencias por los alimentos. Los niños tienden a escoger los alimentos que eligen sus seres queridos y otros niños que les rodean o también alimentos que encuentran en su ambiente (en casa, en la escuela, los que ven por la tv, etc.).

Las dificultades en la alimentación pueden ser debidas a causas físicas, psicológicas y/o sociales. Pueden ser un problema aislado o acompañar a otros problemas del desarrollo del niño. Consulta al pediatra si tu hijo pierde el apetito o no gana peso.

Decálogo de consejos para que el niño coma bien

  1. No obligar a comer al niño y no forzarlo nunca. Si se le fuerza a comer, con toda probabilidad se creará un problema alimentario.
  2. La comida debería ser agradable, intenta que el niño disfrute comiendo, imitando a los adultos, probando nuevos alimentos… Para introducir alimentos nuevos, preséntaselos de forma repetida, pero sin hacer ninguna presión directa para que se los coma.
  3. Procurad comer juntos, padres e hijos siempre que sea posible, los niños se benefician de compartir mesa y conversación con los adultos. Se aconseja no encender la TV ni tener encendidos otros aparatos que puedan interferir las conversaciones en la mesa.
  4. Ofrece las comidas de forma programada evitando dar alimentos entre horas.
  5. Si el niño no quiere comer y decide retirar el plato, debe hacerse sin reprimendas después de que haya pasado un tiempo prudencial (de 20 a 40 minutos según la edad).
  6. La comida debería ser un momento tranquilo, sin peleas entre los padres o entre padres e hijos.
  7. Los gustos alimentarios de un niño no tienen porqué coincidir con los de los padres, los niños aceptan algunos alimentos y rechazan otros, y la mayoría de las veces terminan aceptándolos casi todos.
  8. Procura ser un buen ejemplo para tu hijo, tomando una alimentación sana y variada.
  9. También son necesarios ciertos límites: respetar los horarios, no cambiar mucho el lugar donde se come, cantidades adecuadas a su edad, etc .
  10. No se debe utilizar la comida como premio o como castigo.

Si un niño no come suficiente y pierde o no gana peso, conviene descartar posibles causas médicas consultándolo a su pediatra.

Es importante recordar:

  • Las dificultades en la alimentación pueden ser un problema aislado o acompañar a otros problemas del desarrollo del niño.
  • No obligues a comer al niño. Si se le fuerza, con toda probabilidad se creará un problema alimentario.
  • La comida debe ser una actividad agradable.
  • Intenta evitar situaciones conflictivas o de castigo durante las comidas.
  • Si el niño pierde o no gana peso, conviene descartar posibles causas médicas consultándolo a su pediatra.

– Oxiuriasis: ¿por qué algunos niños tienen lombrices intestinales?

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Fuente:  Children’s Hospitals and Clinics of Minnesota / Asociación Española de Pediatría

Son blancas, finas y miden unos 5 milímetros. Las lombrices, u oxiuros, se encuentran en el intestino grueso de muchos niños, especialmente en los de tres a seis años. La infección provoca un picor intenso, aunque no se considera grave.
El oxiuro, popularmente conocido como lombriz, es un parásito blanco y muy delgado, que reside exclusivamente en el cuerpo humano. En concreto, estas lombrices se alojan en el intestino grueso, y sólo son visibles de noche o a primera hora de la mañana, en el área del ano y las nalgas , sobre todo en los niños de edad preescolar.

Si descubres que tu hijo tiene lombrices, no debes preocuparte en exceso: la oxiuriasis es muy frecuente, no causa un gran daño a los niños y su tratamiento es sencillo , aunque hay que seguirlo a rajatabla. Ante todo, ten presente que padecer esta infección no tiene nada que ver con la suciedad o el abandono de la higiene personal.

¿Cómo un niño se llega a infectar de oxiuriasis?

La oxiuriasis se adquiere cuando se ingieren involuntariamente los huevos de las lombrices, de tamaño microscópico, que se encuentran en las manos de las personas (muy especialmente en las uñas) y en todos los objetos que estas hayan tocado.

Los huevos de oxiuro llegan hasta el intestino delgado, donde nacen las larvas. Estas se dirigen al intestino grueso, lugar en el que se convierten en parásitos adultos. Tras uno o dos meses del momento de la infección, los oxiuros hembra se reproducen y ponen sus huevos de noche en los márgenes del ano . Durante este proceso, las lombrices en fase reproductora se adhieren a la piel de la zona y producen irritación y picor intenso, por lo cual el niño siente la necesidad de rascarse. Con las manos contaminadas, el niño disemina de nuevo los huevos de oxiuro y contagia a otras personas.

¿Cuáles son los síntomas?

Los niños con oxiuriasis tienen picor y dolor en la región anal o en los genitales . Este síntoma se manifiesta más a la hora de acostarse y puede producir a los niños irritabilidad, sueño intranquilo, pesadillas e incluso sonambulismo. Ante este síntoma, revisa atentamente la zona perianal del niño dos o tres horas después de que se haya dormido . Separa las nalgas con la mano e ilumina el área del recto con una linterna.

Las pequeñas lombrices también son perceptibles en las heces. En ocasiones, suele ser necesario un análisis en microscopio de una muestra recogida con un trozo de celo transparente a primera hora de la mañana, antes del lavado.

No son atribuibles a los oxiuros otros problemas como dolor abdominal, falta de apetito, escasa ganancia de peso, cansancio, anemia, hiperactividad o bruxismo.

¿Qué tratamiento hay que seguir para acabar con las lombrices?

Existen varios medicamentos, por vía oral, que matan los oxiuros adultos tras una sola dosis. Sin embargo, ninguno de ellos destruye los huevos, que pueden volver a infectar al niño y a toda su familia . Por ello, es muy importante repetir una segunda toma del medicamento dos semanas después y tratar a todos los que vivan con el niño afectado.

Puedes aliviar el malestar del niño sentándolo en agua tibia, durante 20 o 30 minutos, tres o cuatro veces al día. Evita los baños de espuma: le pueden irritar la piel.

¿Cómo se puede prevenir la oxiuriasis y su propagación?

No es necesario cambiar la dieta ni las actividades de tu hijo o de tu familia si tomáis las medidas higiénicas recomendadas:

  • Todos los miembros del hogar deberán lavarse bien las manos e insistir frotando debajo de las uñas. Poned este consejo en práctica, sobre todo, antes de cada comida, después de ir al baño o tras un cambio de pañales. Es una buena idea disponer de un pequeño cepillo específico para limpiar las uñas.
  • Mantén cortas las uñas de tu hijo para evitar que se rasque y, consecuentemente, la formación de llagas.
  • Limpia los glúteos y el ano del niño con agua y jabón cada vez vaya al servicio.
  • Lava las sábanas, la ropa, el pijama y las toallas que haya usado el niño infectado el mismo día que tome el medicamento para tratar la oxiuriasis. Intenta no sacudir la ropa contaminada; de lo contrario, los huevos pueden pasar al aire y caer en otras superficies de la casa.
  • La mejor opción para dormir es un pijama cerrado. Así, el niño no se podrá rascar durante la noche y se minimiza el riesgo de pasar los huevos de oxiuro a manos y a sábanas.
  • Desinfecta los inodoros de tu hogar para evitar cualquier contagio.

Referencias bibliográficas

Los oxiuros / Pinworms. Children’s Hospitals and Clinics of Minnesota . Septiembre 2009 [acceso: 29 de enero de 2013]. Disponible en: http://www.childrensmn.org/Manuals…

Hernández, M.A. Las lombrices. ¿Cómo es posible que a mi hijo le hayan salido esos bichitos? AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) . Enero de 2012 [acceso: 29 de enero de 2013]. Disponible en: http://familiaysalud.es/nos…

Paris, E. Oxiuriasis: el niño tiene lombrices. Bebés y más. Embarazo, infancia, mamás y papás . 29 de mayo de 2011 [acceso: 29 de enero de 2013]. Disponible en: http://www.bebesymas.com/salud…

Fuente: Fundación Faros

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– Pasos básicos a seguir ante un niño que ha sufrido una quemadura

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14/12/2011

Derramar la taza de café del desayuno de mamá, volcar esa cazuela con agua hirviendo para la pasta. Son accidentes que pueden suceder en el domicilio y causar quemaduras a los niños.

A menudo son pequeños accidentes que provocan quemaduras leves pero también pueden producirse accidentes con quemaduras graves. En todo caso, consulta el esquema que te ofrecemos para saber cómo actuar.

Si la quemadura es profunda, no duele (3r grado), es extensa o afecta a las manos, la cara, los orificios naturales (boca, nariz, ojo, etc.), el cuello, los pliegues del codo o de la rodilla, los genitales o la planta del pie, necesita valoración médica. Si tienes dudas, consulta en el 112 y sigue sus instrucciones.

Botiquín primeros auxiliosConsulta aquí qué debe contener el botiquín de primeros auxilios.

Fuente: Fundación Faros

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– La enseñanza que España se merece

educa

El autor sostiene que la formación de los docentes es uno de los grandes problemas que se deben tratar.
Afirma que la LOGSE fue una oportunidad perdida porque se hizo de espaldas a los profesores veteranos.

CARLOS ELÍAS – 23/10/2013

EN ESPAÑA el debate educativo está caliente. Lo ha estado otras veces y, como ocurrirá en esta ocasión, poco se avanzará: siempre se llega a un clímax de discusión política y mediática para, posteriormente, pasar al olvido. La llama sólo permanece en algunos claustros de profesores. Las hemerotecas demuestran que son los mismos temas desde hace años: religión, lengua vehicular o debate pública/privada. Con ser asuntos importantes, pertenecen al ámbito de las ideologías con lo cual nunca podrá existir consenso entre la izquierda, la derecha o los partidos nacionalistas. Imposible: si alguien cede, pierde votantes. Y eso lo saben muy bien los líderes y estrategas políticos. La educación, respecto a estas tres materias, es un arma contra el adversario y un granero de votos propios.

Yo he sido alumno exclusivamente de la enseñanza pública. Con mis orígenes resulta evidente mi posicionamiento. Sin embargo, creo que hay que ampliar el debate hacia temas donde pueda haber consenso, no hacia lo que son herramientas de captación de votos. Pese a la divergencia de posturas, en los tres segmentos políticos españoles –izquierda, derecha y nacionalismo– percibo consenso –al menos en el discurso público– en una idea: si perdemos el tren de la educación, nos quedaremos en la parada del atraso.

Este octubre Estados Unidos ha recogido su buena cosecha de premios Nobel. En los rankings de universidades sólo valen los de Física, Química y Economía; pues bien: de los 11 premiados este año, ocho trabajan en universidades estadounidenses y siete son nativos de este país. Por comparación, el último –y único– Nobel científico español fue en 1906 el de Ramón y Cajal. Podría pensarse que los medios americanos han sido complacientes con su sistema educativo; sin embargo, ha ocurrido lo contrario. Pese a que en España sólo ha trascendido el debate sobre su sistema sanitario, aquí se le ha dedicado mucho espacio a por dónde debe ir la educación. En palabras de un colega americano, el sistema sanitario no es relevante para que Estados Unidos siga siendo la primera potencia del mundo, pero sí lo es el educativo.

Tienen claro sus logros: aquí es inconcebible que una universidad de prestigio contrate a sus propios doctores a no ser que estén diez años en otro centro. Es fundamental para «matar al padre» académico que es el director de tesis y que ahoga el pensamiento crítico de su alumno. Sólo así se crean líderes intelectuales, en lugar de seguidores. Pero también sus puntos negros: el bajo nivel de sus alumnos de primaria y secundaria. ¿Por qué? Desde New York Times Books Review al New York Times o la prestigiosa The Atlantic han intentado responder a esa pregunta. No hablan de religión, idioma o pública/privada. Básicamente los asuntos de debate son dos: hay que incrementar las horas de matemáticas y ciencias (el célebre programa STEM –Science, Technology, Engineering, and Maths– de Obama que pretende, incluso, pagarle más sueldo a los profesores de estas materias) y el nefasto papel de los lobbies de pedagogos en la formación de los maestros en este país. Dos temas que en España, prácticamente, son tabú.

Una industria de la mediocridad, titulaba hace unos días el editorial de portada del New York Times, escrito, nada más y nada menos, que por su antiguo director y premio Pulitzer, Bill Keller. Obtenido del diagnóstico del último consejo nacional de maestros estadounidenses, Keller comenzaba con un famoso aforismo: Those who can, do. Those who can’t, teach. And those who can’t teach, teach teaching. Podría traducirse como «Los que saben, hacen. Los que no saben, enseñan. Y los que no saben enseñar, enseñan a enseñar». El editorial abordaba cómo profesores jóvenes, para mejorar, han decidido que no quieren cursos de pedagogía, sino que van a colegios y observan cómo trabajan profesores con 30 años de experiencia. Y también otro problema: «El maestro de Matemáticas americano, sabe mucho sobre enseñanza, pero muy poco sobre matemáticas». Su nivel de matemáticas, añadía el artículo, «es similar al de un maestro de Botswana».

En España, Magisterio se ha convertido en reducto exclusivo de pedagogos que desplazaron a físicos, matemáticos, historiadores o filólogos. El nuevo máster de enseñanza secundaria también está dominado por pedagogos, pese a que alguien se matricule para aprender a enseñar Química. Se parte del supuesto posmoderno de que para enseñar química, no hay que saber de la materia, sino qué dicen los pedagogos sobre cómo enseñarla.

Los que han ganado el Nobel en Estados Unidos tienen una media de 60 años. En el futuro no está tan claro esta racha: la educación en Occidente está en manos de los pedagogos –no existe una casta similar que le diga, por ejemplo, a los médicos cómo curar enfermos– desde hace más de 30 años. La Universidad occidental ha caído en una trampa intelectual de tal magnitud que ve normal que un pedagogo que jamás ha estudiado Física, le diga a un físico cómo debe enseñar su disciplina. ¡Y nadie se lleva las manos a la cabeza! Miento: este debate sí está en España en claustros de colegios e institutos. Cuando yo ejercía de profesor de instituto llamábamos a los pedagogos, pedodemagogos. La LOGSE los consagró frente a la experiencia del maestro. Aquí no hay debate ideológico, sino científico y académico; sin embargo, ningún partido político español quiere entrar en él.

La LOGSE ha sido una oportunidad perdida, no porque no se haya invertido dinero en ella, sino porque se hizo de espaldas a quien más sabe de educación: los profesores veteranos (la propia ley los jubilaba a los 60 años). En lugar de consagrarlos, se los quitó de en medio. Jubilarse a los 60 es un buen derecho laboral, pero deben darle la oportunidad, a los que quieran, de ocupar las titularidades y cátedras de Pedagogía. Según los maestros estadounidenses, para que mejore la enseñanza, los catedráticos de Pedagogía deberían ser aquellos que llevan mucho tiempo dando clase –con éxito contrastado- en colegios e institutos, no los que hacen psicodélicos doctorados usando encuestas o focus group de salón–.

EL OTRO DEBATE son las asignaturas. Se critica el excesivo peso del deporte frente a las Matemáticas –última portada de The Atlantic–. Y la obsesión es compararse con Corea del Sur (nuevo líder tecnológico, pero también cultural). En España, cada grupo de profesores forma un lobby para defender su área y ampliar su poder: los de Latín quieren más latín y los de Economía, economía. Sin embargo, visto el problema sin apasionamiento disciplinar, sólo hay dos asignaturas que deben tratarse con profundidad durante todos los cursos preuniverstiarios: Lengua y Matemáticas. En Estados Unidos la Lengua se imparte bastante mejor que en España: les enseñan a escribir y a hablar/debatir en público. En España los profesores de Lengua proceden de Filología. Frente a la carrera de Periodismo, donde aprendemos a escribir, los filólogos jamás escriben, sólo analizan lo que otros escriben. No son creadores y eso se nota en cómo enseñan lengua.

Sin embargo, la gran marginada de Estados Unidos –y España– son las matemáticas. Euclides dijo al rey de Persia: «Majestad no hay caminos reales para las matemáticas». Los que diseñan currículos académicos las marginan, porque su índice de suspenso es alto y eleva las estadísticas de fracaso escolar. Pero, como dicen constantemente en Estados Unidos –y de ahí el programa STEM de Obama–, en un mundo globalizado, si los niños chinos saben resolver ecuaciones diferenciales con 16 años, toda la ingeniería y la ciencia se deslocalizará hasta allí o a Corea del Sur.

Un historiador malo tendrá trabajo en su país porque alguien de Corea del Sur no está interesado en la Historia o el periodismo español. Pero la ciencia y la ingeniería no solo son globales, sino que funcionan con el perverso modelo de torneo: el primero se lo lleva todo. De nada vale el segundo que inventó un buscador en internet o el que llegó a la Teoría de la Relatividad. Si los niños chinos o coreanos saben resolver ecuaciones diferenciales con 16 años y los nuestros ni siquiera saben derivar, nuestro futuro es muy negro: porque ambos compiten por hacer lo mismo. De ellos serán las patentes. Nosotros seremos sus siervos.

Carlos Elías es catedrático de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid y profesor visitante en el departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard.

Fuente: rsocial.elmundo

– El dibujo infantil: un reflejo de las emociones del niño

– El dibujo infantil: un reflejo de las emociones del niñoFUNDACIÓN FAROS – 22/10/2013

Durante el crecimiento, los niños pasan por diversas etapas, y también lo hacen sus dibujos, que nos pueden dar pistas sobre su comportamiento y personalidad.

El precedente del dibujo infantil es el garabato, sin intención ni capacidad de representar formas.

Como en otros aspectos del aprendizaje, cada niño es un mundo y su evolución será distinta, y algunos desarrollarán habilidades más pronto que otros. Es muy recomendable motivar y acompañar al niño durante el proceso de dibujo en la etapa infantil.

Principales fases del dibujo

Aparecen las primeras formas

A los 2 años, aparecen trazos agrupados, aunque no representan ninguna figura en concreto, y empiezan a experimentar con colores. A los 2 años y medio, el niño crea nuevas formas que se asemejan a la realidad pero que todavía no tienen detalle suficiente como para identificarlas.

Se incorpora la figura humana

Sobre los 3 años aparece la representación de la figura humana. También suele dibujar objetos de su interés como un coche o una casa. En esta etapa, el dibujo ya tiene una intención de comunicar situaciones, personajes y emociones. Entre los 3 y 4 años, la figura humana que dibujaba solo con piernas y cabeza ahora tiene cuerpo y brazos, y los ojos muy grandes.

Se consolida la forma

A los 5 años, las estructuras cognitivas del niño han ido madurando. La figura humana ya es perfectamente identificable: cabeza, cuerpo, brazos y piernas, ojos y boca, cabello. Aparece la diferenciación: el niño introduce rasgos diversos como el tamaño, el pelo o la expresividad.

Entre los 5 y los 6 años el dibujo se consolida acorde con cada niño pero manteniendo algo en común: la intención comunicativa. El niño muestra su mundo interno (sensaciones y emociones), si bien no siempre explícitamente. Las figuras humanas interactúan entre ellas y con los objetos y entorno en el papel.

A partir de los 5 años se pueden observar aspectos para la evaluación psicológica, y junto con unas simples preguntas pueden proporcionar una información muy útil sin dar al niño la sensación de cuestionario o intrusión.

¿Qué aspectos observar?

  • ¿Cómo coge el lápiz? Si lo agarra fuerte puede indicar tensión. En este caso se aconseja indicarle de forma tranquila cómo cogerlo, pero evitando presionarle.
  • Mirada y actitud. Debemos observar si el niño disfruta con la actividad o si por el contrario no presta atención. Una inclinación natural hacia el dibujo suele ser buen indicador de la capacidad de aprendizaje. Si no está pendiente mientras dibuja está bien intentar que atienda, pero sin forzarlo.
  • Espacio que ocupa en el papel. Ocupar todo el espacio se relaciona con confianza y seguridad, mientras que dibujar en un espacio reducido se asocia con timidez e introversión. 
  • Colores preferidos. Los colores que más utiliza el niño al dibujar pueden dar una idea sobre ciertos aspectos de su comportamiento y carácter.

¿Cómo interpretar sus dibujos?

Algunos rasgos psicológicos se asocian con la forma de dibujar. Se trata de observaciones que no constituyen correlaciones rotundas, sino que su finalidad es orientativa.

  • Agresividad, desobediencia. Trazos rectos muy alargados y ascendentes. Destacan los dientes, y los brazos suelen ser largos, con garras en lugar de dedos.
  • Ansiedad, temor. El grafismo es reducido, y las caras poco expresivas. El sombreado de la cara puede indicar ansiedad. Algunos niños se dibujan dentro de una casa o un coche, algo que les proteja del exterior.
  • Motivación para el aprendizaje y la escuela. Los dibujos están bien proporcionados, y las caras son expresivas y con grandes ojos. Detalles como pequeños animales (caracoles, mariposas). El dibujo está centrado y ocupa buena parte del papel.
  • Inseguridad. El trazo es irregular, con fallos y rectificaciones. Las figuras suelen ser pequeñas, y los brazos se dibujan pequeños y/o pegados al cuerpo.
  • Déficit de atención. Impulsividad. Dibujo desorganizado, con objetos inconexos o irreales y pocos detalles. Cuando coincide con impulsividad, el dibujo se convierte en una descarga tensional. El trazo se dibuja con mucha presión o de forma rápida.
  • Autoestima. Hay una buena organización del espacio. Las personas tienen los brazos y manos abiertas, y una expresión alegre.
  • Autocontrol. El dibujo es simétrico, los trazos ondulados y las formas bien proporcionadas. Si está coloreado no se traspasan los límites del contorno.

Referencia bibliográfica:

El dibujo infantil. Psicodiagnosis: Psicología Infantil y Juvenil, 2013. [acceso 14 de octubre de 2013].

Fuente: Fundación Faros

– Qué podemos hacer contra el acoso entre niños

HOY.ES – Blog «Escuela de Padres»  por Carlos Pajuelo

2013 octubre 24

Niño de 11 años es agredido por compañeros de clase en el Colegio Suizo de Alcobendas (Madrid); imágenes grabadas con un teléfono móvil

“¡Niño, tienes que aprender a defenderte!” Esto es lo que Teresa le dijo a su hijo Luis, con una expresión mitad enfado mitad decepción, cuando vio que su hijo salía del colegio con la cara decorada por un círculo con todas y cada una de las piezas dentales “del  Jonathan” de turno. Sin embargo, la madre “del Jonathan”, cuando la maestra se lo contó, dijo que “eso son cosas de niños” y lo dijo sonriendo.

Los padres, por lo general,  sólo estamos  preocupados con el tema del acoso escolar cuando nuestros hijos son las víctimas y en esa situación estaría bien utilizar una forma de actuar que ayudara a nuestros hijos.

En primer lugar me gustaría dejar claro que ser víctima de acoso, de cualquier acoso,  es ser doblemente víctima, por un lado víctima de la agresión del que te muerde, te insulta, te tira los libros o la sudadera al suelo, te humilla, te extorsiona, te pega; y por otro lado, víctima de la incomprensión de los que te rodean(padres, profesores, compañeros)  que consideran que algo has hecho (¡hijo, no seas pavo!) o algo no has hecho para evitar esta situación.(“¡defiéndete!”) Esto crea un círculo vicioso en el que al final la víctima se ve encerrada entre la agresión de unos y la incomprensión de otros.

¿Qué podemos hacer los padres? Yo repito hasta la saciedad que los padres somos ejemplos andantes que nuestro comportamiento es lo que nuestros hijos ven y lo que nuestros hijos ven es lo que nuestros hijos hacen.

Hay que abordar el tema del acoso escolar de manera abierta con nuestros hijos y no esperar a que presenten síntomas de acoso para intervenir. Les enseñamos a cruzar la calle antes de que los atropelle un coche, pues con el resto de situaciones que puedan resultar dañinas para nuestros hijos hay que actuar igual.

Hay que anticipar determinadas conductas que se dan, por desgracia, en las relaciones grupales, nuestros hijos tiene que saber que se van a encontrar con compañeros o compañeras que ponen motes, que dan collejas, que insultan, etc. Y les tenemos que enseñar que hay chicos que ante esta situación responden de la misma manera, insulto por insulto, colleja por colleja. Que hay otros que se callan y se asustan y entonces lo que reciben es doble dosis de insultos y collejas y por último chicos que cuando les ocurre esto buscan ayuda en sus padres y en sus maestros para resolverlo. Y en este momento le dices que esta es la mejor forma de actuar.

Y  si un día viene y te habla:

1.- Escucha a tu hijo, escucha cómo se siente, ayúdale a que exprese sus sentimientos.  Para escuchar hay que estar callado.  Callados aunque te parezca que es algo que no tiene importancia porque para él si lo es. Escuchar a los hijos con la boca cerrada y los oídos abiertos. Ya habrá tiempo de hablar. Escuchar no es la solución pero es el principio de una buena solución.

2.- Ponte en el lugar de tu hijo para entender su malestar, su sufrimiento para que sienta que comprendes lo que le ocurre. Repetirle con sus mismas palabras lo que tu hijo te ha dicho. Hacerle sentir que es normal que se sienta como se siente y decirle “si a mí me pasara eso creo que me sentiría como tú”. Pero…

3.-… inmediatamente hay que generar  la idea de que algo podemos hacer, tú como hijo y nosotros como padres, para que mejore y/o cambie esta situación. Buscar ideas sobre cómo podemos actuar puede hacerle sentir que puede tener control sobre lo que le sucede.

4.- Actuar. Llegado este punto hay que trazar un plan, que obviamente va a depender del tipo de acoso, de su magnitud, de la edad de los niños, etc

a.- la mejor actuación es lograr que nuestro hijo sea capaz, por si solo, de afrontar esta situación. Para ello darle confianza y apoyo.Hazle sentir que dentro de él hay fuerza y coraje para afrontar lo que la vida le depare. (Yo aprendí hace ya mucho tiempo de un niño de 5 años al que sus compañeros de clase le llamaban gordo, le daban collejas y cada vez que algún niño le hacía alguna trastada el entrelazaba los dedos de sus manos, giraba las manos y enseñando las palmas flexionaba sus brazos en dirección a los niños. Me llamó la atención porque lo hizo tres o cuatro veces. Me acerqué a él y le pregunté por qué hacía eso y me contesto con una seguridad aplastante, cuando me hacen algo que no me gusta se lo devuelvo y digo en bajito “rebota, rebota que en tu culo explota”.¡ Si vierais la de veces que cruzo las manos sonriendo desde entonces!)

b.- el siguiente paso consiste en ponerlo en conocimiento del colegio. Solicitar la ayuda del profesorado no es trasladar la solución de este problema a la escuela es simplemente buscar colaboración y ayuda sobre cómo podemos intervenir conjuntamente. A veces la intervención del profesorado es suficiente porque además de prestar apoyo directo en la clase pueden y deben notificar a las familias de los niños acosadores lo que está ocurriendo.
Cuando se dice “son cosas de críos” y lo dicen otros padres lo que hay que contestar es que si, que son cosas de críos pero responsabilidad de sus padres. Y en esto estoy muy convencido de que los padres tenemos total responsabilidad de las conductas acosadoras de nuestros hijos, en unos casos por acción y en otros, demasiados, por omisión.

Lo que creo que no es solución es cambiar a los chicos acosados de centro, a los que hay que cambiar son a los acosadores.

c.- En último lugar si con las medidas que se toman en el ámbito familiar y escolar no es suficiente y continúa la situación de acoso, no queda más remedio que utilizar la vía judicial. Tenemos que proteger a nuestros hijos.

No, la culpa nunca es de las víctimas. Así que no hagamos sentir mal a nuestros hijos por no saber defenderse, enseñémosles que para defenderse del acoso necesitan una fuerza que no está en los músculos sino en su pensamiento. Al mundo le sobran cantidad de opresores, esos que intentan mangonearnos continuamente  y necesita de todos esos que desean simplemente que los dejen en paz.

Practica el “rebota, rebota…”  y tu hijo lo aprenderá.

(Gracias Inmaculada Teresa)

Fuente: hoy.es